viernes, 11 de octubre de 2013

Te quise y no te amé

" No te merezco, fuistes y eres demasiada mujer para mi, perdoname por todo"

Once años. Once largos años para recibir una llamada tuya. Once años para escuchar una disculpa ordenada y con sentido. Once años lo que has tardado para venir a decirme que quisites a muchas otras, pero que ninguna como yo. Once años para decirme que te arrepientes de haberme dejado ir, que lamentas lo que me hicistes.
La paciencia es una virtud. Yo siempre la tuve, y la sigo teniendo. Siempre espero y espero, y espero. Once años para decirme que me has dejado la puerta abierta porque fue la mejor que tuvistes. Y yo, yo ya estoy cansada de puertas y portales. He malgastado demasiado tiempo ultimamente sentada frente a ellas. Cuantas veces me senté frente a la tuya y cuantos años la evité. Exactamente igual que ahora. Solo que la puerta no es la tuya, porque, lamentablemente para ti, yo si que supe volver querer y además aprendí a amar. Volví a amar, y no a querer, porque querer se quiere a muchas personas, pero para sentarse frente a la puerta de alguien y evitarla durante años, para eso, y tu lo sabes, hay que amar de verdad. Te quise de verdad porque fuistes el primero. El que me quitó la ropa, el que me robó mi inocencia. El que robó mi alma y al primero al que le entregué mi corazón. Una vez fue tuyo pero alguien te lo quitó en cuanto lo dejastes ir. Te lo quitó a ti y ya no me lo devolvió a mi.
No puedo darte ya, lo mismo que hace once años te di, porque ya no lo tengo yo y no creo que sea capaz de recuperarlo, nisiquiera de aquí once años más. Porque esta vez comprendí, que en realidad te quise infinito, pero amar, jamás te amé como amaré de aquí once años más a quien amo hoy también.

Pero las disculpas siempre vienen bien. 

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