Nunca fui para tu mañana. Comprendí esto cuando otros me trataron con ese tiempo verbal. Un tiempo que no es un esfuerzo sino un placer y una necesidad cuando quieres de una forma sincera y real.
Nunca fui futuro. Nunca me vestistes de blanco y nunca compartimos los mismos cuchillos más que espontaniamente cuando nos quisimos callar. Afilamos las lanzas sin lanzarnos hacia ninguna parte porque tu negatividad envolvió nuestro devenir. El no de negativo y el efecto nube negra que provocó en mi distorsionada y atipica mente me dejó en el borde del abismo. Fuí y volví para escribirte mientras veo como tratas a quien nunca te esperó como yo lo merecía.
No. Nunca. Y otra vez no. Y la única cama que compartimos fue la que tus padres nos prestaron o mi salario me permitió. Los buenos dias nunca se prolongaron mas de siete consecutivos y los te quiero los tragó un presente en el que me estancastes contigo a la espera de que encontraras algo mejor para tu devenir.
Nunca, jamás, y no. Solo fui tu hoy. Nunca estuve en tu mañana, ni con tus dedos en mi espalda ni con tus ojos desde lejos porque a las personas se las debe juzgar por como te tratan cuando ya no te necesitan, y tu, cuando ya no me necesitastes, me desechastes al contenedor.
Sin presente ni futuro. Eso fui.