viernes, 21 de abril de 2017

Ni dos ni tres.

Puede que tu risa me acojone, como si el viento me azotara de izquierda a derecha y con los ojos encogidos del revés. Puede que tus no puedo ni quiero me traspasen por encima para ver como si estuvieras pero en realidad nisiquiera lo estés. Que los dedos que se escurren en mi espalda momentaniamente se retuerzan en mis cuencas cada vez que los dados dan dos por tres. Y al final, ni dos ni tres, ni dos sin tres, y los números no salen por más que sume dias, meses y años cada vez.