Hay personas que son como pequeños tesoros. Grandes descubrimientos que quedan a la sombra del que lo ha descubierto para que no sea profanado por la muchedumbre y se descubra el gran tesoro que tienes entre manos. Diamantes púlidos de los que es mejor guardarse en el bolsillo del corazón, llevarlos contigo sin olvidarlos, y dejar que la improvisación decida cuando es el momento oportuno de sacarlo para contemplarlo aunque sea un breve espacio de tiempo. Si, son dificiles de reconocer, y sobretodo de encontrar; una entre tanta gente, solo una. Solo aquella que te hace salir de la cama, vestirte como si no fuera fin de año sino el fin del mundo y tuvieras que hacer honor a ello, pintarte tu mejor sonrisa aunque por dentro estes machacados de sombras, y compartir algo sencillo aunque no tengas nada que decir entre tanto ruido alrededor.
Tengo una de esas en mi bolsillo, y es tan secreto que por eso lo escribo aquí, para que nadie lo sepa. Jamás voy a compartir con vosotros la sensación de estar con esa persona despues de años, y sentir que no ha pasado siquiera un dia. Que podria contarle mis mayores verguenzas, y seguiria mirandole a los ojos como si no me fuera jamás a juzgar por ello. No, esas cosas no se cuentan, los secretos no se cuentan, aunque si se leen entre linias. Linias formadas por palabras y palabras formadas por letras que conjuntas forman tantos sentidos que jamás podran revelar el verdadero limite entre lo real y lo poetico.
Tengo un tesoro.
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