Querido Capitán:
No se como explicarle lo que sentí al verle de nuevo sin previo aviso. Podria reconocerle entre medio de dos planetas enteros llenos de gente. Es usted el mismo de siempre. Su misma planta, sus mismos ojos verdes, su misma seriedad y su misma exactitud con las palabras. Un encuentro inusual puede que nos abriera nuevos mares. He tenido tiempo de sobras para preparar nuestro viejo barco, un poco de pintura, unos cuantos nudos bien hechos a la madurez del tiempo y dos buenos tripulantes harán que esté listo para zarpar. De verdad que si mi Capitán, añoro tanto nuestras salidas nocturnas sinsentido y desprevenidas...ay mi Capitán, ya ve usted, sigue pasando el tiempo y yo sigo aquí, al lado de unas cuantas piezas rotas de nuestro barco que me quedan por reparar, aunque creame que le pondria mucho esfuerzo con placer para que funcionarán de nuevo. Ya lo ve, no he cambiado nada, solo unas cuantas veces el color del pelo, y el estado de mi corazón, pero siempre dejándole una habitación en él para usted, eso jamás ha cambiado. Y tan soñadora como siempre! sigo soñando en nuestros viajes, sigo soñando en antiguos dias, sigo abrazando todos esos recuerdos en mi memoria sin dejar escapar ni un solo detalle...sigo...sigo aquñi y sigo escribiendole una vez más, porque le digo recordando dentro de mi ciertamente con tristeza por no tenerle más cerca.
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