sábado, 27 de julio de 2013

Sin principio ni fin.

Él, el aire, el viento que todo se lo lleva y que tambien lo trae. Revenir y vivir una y otra vez lo mismo. Adicción malsana a la locura pasajera, etérea, congelada en un lugar, en una isla, en un instante pasado, presente y futuro. Estira y afloja, se alarga y se acorta, la cuerda de la intensa pasión momentanea e olvidadiza. Juego, fuego que arde, que surge entre sábanas escondidas de lugares donde jamás volverás. Me das tu mano, te doy la mia, nos fundimos en la rapidez de un reloj que pronto nos da la espalda. Incendio, lo que arde hierve, lo que hierve duele, lo que duele se funde en lágrimas y las lágrimas siempre vuelven a donde todo empezó; al mar.
Al mar, o amar. Te amo con el roze de tus manos en mi pelo y te odio con tus besos desgarradores. Me amas con tu cuerpo espontaneo y me odias con mis palabras devastadoras. Lo que no tuvo principio jamás puede tener fin.

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